Ya ha salido a la calle el número de abril del periódico Salamanca Al Día, y en él está el siguiente artículo de Juan María de Comerón en la sección de opinión:
ABRIL
“Llegó el mes de abril, y con él las flores, los colores, la luz y la alegría”, así comienza un capítulo de mi primera novela, El sentido de la vida, que indica muchas de las cosas que nos trae este mes de nombre tan bonito. Tanto que igual nombran así a personas, como canciones y perfumes. Una palabra que se cree que viene del latín aperire, que significa abrir, porque es cuando las plantas comienzan a abrirse y florecer.
Abril es sinónimo de claridad y de sol (la luz solar aumenta durante sus días una hora larga y suben las temperaturas), de aire (en el que se mezclan todas las aves emigrantes con los alborotados pájaros e insectos), de margarita (si cada mes tiene su flor, esta es la suya, que representa la inocencia y la simplicidad), y de diamante (su piedra, que se caracteriza por la fuerza y la pureza, que simboliza además el amor eterno).
Pero abril es también sinónimo de feria, flamenco, manzanilla, casetas, sevillanas, guitarras, caballos y toros. Periodo de tradiciones centenarias y de refranes centenarios. Porque es el mes en el que hay aguas mil, ese que, junto a un marzo ventoso, hacen a mayo florido y hermoso. Y sobre todo es primavera, aquella que la sangre altera, en la que, si hay mucha flor, buen otoño nos espera.
Es el mes que le robaron a Joaquín Sabina, el que guardaba en el cajón, donde guarda el corazón. En el que Celtas Cortos escribió la carta más famosa de la música española, donde un chico melancólico preguntaba a un antiguo amor si recordaba aquella noche en la cabaña de Turmo. Y aquel que Antonio Flores nos contaba cómo se sentía, invitándonos a dejar que sonara la magia y que cantara el corazón, porque es una caricia al viento, una luna que aclara el día y te confía su fiel secreto.
Aunque si de algo es sinónimo este mes es de libros, de escritores y de lectores. En 1995 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) aprobó proclamar el 23 de abril «Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor«. Eligiendo esta fecha en conmemoración del entierro de don Miguel de Cervantes, y de la muerte de William Shakespeare y de Inca Garcilaso de la Vega. Un bello día en un bello mes para celebrar la importancia de la literatura, fomentar la lectura en los niños y promover el amor a las letras.
Y si hay una colonia que se llama Abril, es porque es un mes que destaca por los olores, el de las flores que brotan, el de la hierba del campo, el de la lluvia que cae, y también el de las páginas que se pasan, nuevas y amarillentas, en las librerías. Huele a primavera y huele a libros. Una mezcla maravillosa. Así que son muchas las palabras, los recuerdos y los olores que nos traen estos treinta días. ¡Qué disfrutéis mucho este mes tan especial!
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