Ya ha salido a la calle el número de diciembre del periódico Salamanca Al Día, y en él está el siguiente artículo de Juan María de Comerón en la sección de opinión:
NECESITO UN PSICÓLOGO
Desde que comenzó la pandemia se está hablando sobre la salud mental, uno de esos temas tabú ya se plantea en actos públicos y genera debate en las tertulias de amigos. Es un primer paso para tratar un asunto normal con la normalidad que se merece.
Generalmente se han considerado los problemas corporales como únicos problemas de salud, creyendo que los psíquicos no lo son. Pero la realidad no es esa, la salud mental es tan importante como la salud física. Tanto que una afecta a la otra, ya que, si una persona sufre un trastorno o enfermedad psicológica, lo más probable es que eso le perjudique físicamente y viceversa.
La salud mental es el estado de sentirse bien o mal consigo mismo en diferentes aspectos: emocional, psicológica y socialmente. Son, por tanto, muchos factores los que nos influyen. Y a lo largo de los años nos surgen muchos momentos que nos hacen sentir peor, dilemas que nos crean angustia por la elección a elegir, causas externas (como una crisis económica, una pandemia o una guerra) que nos crean incertidumbre y malestar. Cuestiones, que por muy fuerte que se considere una persona mentalmente, es imposible que en toda una vida no te afecten.
Se tiende a pensar que las personas que acuden a un psicólogo son débiles o están locas, pero la verdad es que no es así. Se puede acudir porque en esos altibajos que tenemos a lo largo de los años, necesitamos hablar con un profesional para intentar mejorar, para superar los obstáculos que nos van surgiendo, o porque necesitamos que nos ayuden a encontrar la solución a nuestros problemas.
Por esa razón, porque estoy convencido de que cualquiera a lo largo de su vida precisa en alguna ocasión de un profesional que le ayude, siempre he creído que todas las personas deberíamos tener un psicólogo de cabecera como tenemos un médico de cabecera. Necesitamos de la misma manera a uno y a otro. Y poder acudir a un psicólogo con la misma normalidad que a un médico, haría que todos nos encontráramos mucho mejor. Lo cual, en definitiva, mejoraría la vida en la sociedad.
Así que sí, necesito un psicólogo.
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