Ya ha salido a la calle el número de julio del periódico Salamanca Al Día, y en él está el siguiente artículo de Juan María de Comerón en la sección de opinión:
ESTAS VACACIONES NO HAGAS NADA
El verano es el momento que más esperamos durante todo el año para irnos de vacaciones. Principalmente para olvidarnos de la rutina, para desconectar, para descansar. Y la única manera de conseguir eso de verdad es no haciendo nada. Pero nada de nada. Ni la más mínima obligación.
Nuestro día a día está lleno de deberes, aquellos que tenemos que hacer en el trabajo y en nuestra casa. Cuando nos levantamos tenemos una lista de asuntos pendientes, que solo de pensarlo ya nos estresa. Que si ir aquí a comprar esto, allí a llevar aquello, o al otro lado a recoger a este o a dejar a aquel.
Tenemos un sinfín de obligaciones que nos obsesiona cumplir, cuya resolución nos hacen sentir bien o mal si lo conseguimos o no. Sorprende la frustración que uno puede llegar a tener cuando algo planificado no se ha podido hacer, por falta de tiempo o por cualquier otra razón.
Es tal lo acostumbrados que estamos a esas listas interminables de quehaceres, que nos sentimos culpables si no tenemos una obligación que cumplir. Tanto que a veces hasta la buscamos. Como si no fuera posible que en toda una tarde no tuviera algo productivo que resolver. Nos podemos llegar a sentir fatal si durante varias horas no hacemos algo.
Estando en esa situación a diario, se nos hace muy difícil cambiar la mentalidad cuando estamos de vacaciones, aunque queramos. Pero en realidad, si nuestra idea es la de desconectar para recargar pilas, es lo que debemos hacer.
Dejar que la mente no piense en algo pendiente durante varios días, es completamente necesario para incentivar la productividad y mejorar la creatividad. Parar y no hacer nada de vez en cuando resulta muy saludable, y, además, necesario para ser más feliz.
Este verano deben no hacer nada, solo aquello que les apetezca. Levantarse cuando se aburran de estar en la cama, salir a la calle con el único propósito de pasear, ir a tomar algo a una terraza sin mirar el reloj, a la piscina sin pensar en el móvil, y aquello que les pida el cuerpo en cada momento. Evidentemente cada uno dentro de sus posibilidades, que todos sabemos que con hijos pequeños, esto así tan bien dicho es una utopía.
Si prueban durante estas vacaciones se darán cuenta de que a un cerebro descansado le llegan grandes ideas, y que incluso sin pensarlo ni esperarlo, podrá aparecer de repente la respuesta a ese problema que merodea desde hace tiempo por su cabeza.
Y algo muy importante que les hará sentir muy bien, es dedicarse tiempo a ustedes mismos, solo a ustedes y nada más.
Seguro que recuerdan el anuncio de hace varios años del Ron Malibú, aquel en el que los pasajeros de un autobús en el Caribe se quejaban al conductor de que iban a llegar tarde, y él les contestaba tranquilamente que le estaban estresando. Pues esa es la actitud que debemos tener todos. No tener prisa por nada, ni estrés ninguno.
Así que estas vacaciones, cuando estén en la playa, en el pueblo, conociendo ese lugar nuevo, o en el banco del parque cercano a su casa, no hagan nada más que disfrutar. Olviden por completo su trabajo y todas las obligaciones diarias. Ya verán como a la vuelta notarán que han desconectado de verdad. Qué tengan un feliz verano.
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